lunes, 21 de mayo de 2012

Cine

Hace años que no voy. De hecho, no sé si he ido dos o tres veces. Pero esta tarde estoy muy salido y sin ganas de andar por saunas o bares. Paso por el cine X, el que está cerca de Tirso de Molina. Entro. Me cuesta acostumbrarme a la oscuridad.

Subo a la primera planta. Me sorprenden las butacas, aparentemente cómodas. Paso la mano por el asiento, ante el temor de que alguien haya dejado allí su corrida o un preservativo. No hay mucha gente, pero sí hay bastante movida. Cuando me acostumbro a lo oscuro, mis ojos contemplan al fondo un grupo de gente. Me fijo bien y veo a un muchacho completamente desnudo que está siendo follado por una persona algo más mayor, con los pantalones por los tobillos. Se escuchan sus jadeos por encima del sonido de la película.

El muchacho follado se está besando con otro mientras otro más le pajea. Se me pone dura. A mi alrededor veo gente que se la mama a otros en las butacas. Me saco la polla y empiezo a masturbarme lentamente. Se acerca a mi asiento un hombre maduro, de mi edad, más o menos. Se queda de pie un instante y, por fin, se sienta en la butaca de al lado.

Casi sin preámbulos dirige su mano hacia mi polla. Le miro. Ahora le veo bien. Es un hombre mayor. No me importa. Su acercamiento es educado y tranquilo. Huele bien, a colonia fresca. Si tuviera alguna duda, eso me decide. Aparto mi mano y le dejo que me acaricia la polla. Lo hace bien. Me sube y baja el prepucio con suavidad. Se saca su pene. Está morcillón. No tiene que decirme nada. Se lo cojo. Está caliente y suave. Me sigue gustando cada vez más esa sensación de la polla suave, sentir como se endurece, la carne que pasa casi a hueso. Su calor. le pajeo.

En un momento determinado él se inclina sobre mí y busca mi pene con sus labios. Me chupa, me llena de saliva. Lame muy bien. Me busca con los dedos los huevos y los acaricia, sin dejar de chuparme. Me encanta. Con dificultades por su postura, intento seguir masturbándole. Sé, por experiencia, que se chupa mejor, y con más ganas, cuando tú también recibes placer. No se le ha puesto dura del todo. Pero es una sensación que me gusta. Le palpita la polla. Aumenta la succión.

Estamos así un buen rato hasta que le aviso de que me corro. Chupa más deprisa. Cada vez hay más gente que le gusta recibir la lefa en la boca. Yo todavía no me he acostumbrado. Procuro que no lo hagan conmigo y, por eso, aviso siempre. El que me está chupando es de los que les gustan tragar la leche. No deja de chupar cada vez más intensamente. Me aprieta los huevos. Estallo en su boca y siento los últimos chupetones mientras mi lefa se derrama en su lengua. A la vez, noto mi mano empapada de su leche. Gime mientras aprieta su polla entre mis dedos. Le embadurno bien. Respira profundamente. Me dice: "Gracias". Le respondo: "A ti".

Se levanta mientras se abrocha la bragueta. Busco un kleenex y me limpio. Con él en la mano me dirijo al baño. Me cuesta llegar al lavabo. Hay varias personas enrolladas. Se están pajeando y mamando, sin importarles quien entra y sale. De los váteres salen gemidos y ruidos de succión. Se folla por todos lados. Una gloria, coño.