Vamos mi amigo y yo a una sauna. Para él es su primera vez. Yo he ido alguna vez más. He compartido a una amiga. Y nos lo hemos pasado muy bien. No pudimos follarnos, pero fue bien.
Esta tarde hemos decidido ir a una sauna. me cuesta convencerle. Tiene miedo a que alguien le vea. Por fin se decide y entramos. Nos desnudamos y damos una vuelta. Nos duchamos y vamos hacia el cuarto oscuro. Nos besamos. El me introduce la lengua y gime. Le acaricio la polla. No dejamos de besarnos. Alguien se acerca y le acaricia el culo apartándole la toalla.Noto que le gusta, aunque hace gestos de apartarse, pero la polla se le pone cada vez más dura.
Me dice: "Vamos a una cabina". Intento dejar la puerta abierta por si alguien se anima a unirse a nosotros. Pero él la cierra. Le siento en la colchoneta y le quito la toalla. Tomo su polla y comienza a chupársela. Gime cada vez más fuerte y me acaricia la cabeza. Está muy salido. Siento el precum en la boca. Le advierto que no se corra. Me dice: "Métemela".
Sé que desde hace tiempo tiene esa fantasía, aunque nunca hemos podido llevarla a cabo. Le tumbo y le pajeo, alternando con chupadas. Me meto sus huevos en la boca. Luego, le doy la vuelta y le acaricio el agujero del culo. Se deja hacer. Respira agitadamente.
Le paso la lengua. Nos tiramos casi diez minutos. Yo me pajeo y él está cada vez más salido. Me pongo un condón y lo intentamos. Casi grita. Gime: "No puedo, no puedo. Duele". Sigo chupándole. por debajo le acaricio la polla que está apunto de reventar.
Se incorpora y se arrodilla delante de mí. Me chupa con ansia. Noto su lengua que me recorre la longitud del pene. Lo hace bien y yo siento que me voy a correr. Se lo digo y se aparta justo cuando suelto mi lefa en su pecho. Se tumba de nuevo. Tiene la polla más blanda. Le pregunto si se ha corrido y me dice que sí. Vuelve a tumbarse. E inicio una nueva mamada. Gime. Se retuerce y casi sin avisar suelta un nuevo chorro de leche.
Nos tumbamos juntos y nos besamos. Al poco rato, nos duchamos y nos vamos. En la calle me dice que se lo ha pasado de miedo. "La próxima vez, añade, tenemos que intentarlo de nuevo. Tengo ganas de que la metas". a veces no hace falta follar para pasarlo bien, le contesto.
miércoles, 13 de junio de 2012
lunes, 21 de mayo de 2012
Cine
Hace años que no voy. De hecho, no sé si he ido dos o tres veces. Pero esta tarde estoy muy salido y sin ganas de andar por saunas o bares. Paso por el cine X, el que está cerca de Tirso de Molina. Entro. Me cuesta acostumbrarme a la oscuridad.
Subo a la primera planta. Me sorprenden las butacas, aparentemente cómodas. Paso la mano por el asiento, ante el temor de que alguien haya dejado allí su corrida o un preservativo. No hay mucha gente, pero sí hay bastante movida. Cuando me acostumbro a lo oscuro, mis ojos contemplan al fondo un grupo de gente. Me fijo bien y veo a un muchacho completamente desnudo que está siendo follado por una persona algo más mayor, con los pantalones por los tobillos. Se escuchan sus jadeos por encima del sonido de la película.
El muchacho follado se está besando con otro mientras otro más le pajea. Se me pone dura. A mi alrededor veo gente que se la mama a otros en las butacas. Me saco la polla y empiezo a masturbarme lentamente. Se acerca a mi asiento un hombre maduro, de mi edad, más o menos. Se queda de pie un instante y, por fin, se sienta en la butaca de al lado.
Casi sin preámbulos dirige su mano hacia mi polla. Le miro. Ahora le veo bien. Es un hombre mayor. No me importa. Su acercamiento es educado y tranquilo. Huele bien, a colonia fresca. Si tuviera alguna duda, eso me decide. Aparto mi mano y le dejo que me acaricia la polla. Lo hace bien. Me sube y baja el prepucio con suavidad. Se saca su pene. Está morcillón. No tiene que decirme nada. Se lo cojo. Está caliente y suave. Me sigue gustando cada vez más esa sensación de la polla suave, sentir como se endurece, la carne que pasa casi a hueso. Su calor. le pajeo.
En un momento determinado él se inclina sobre mí y busca mi pene con sus labios. Me chupa, me llena de saliva. Lame muy bien. Me busca con los dedos los huevos y los acaricia, sin dejar de chuparme. Me encanta. Con dificultades por su postura, intento seguir masturbándole. Sé, por experiencia, que se chupa mejor, y con más ganas, cuando tú también recibes placer. No se le ha puesto dura del todo. Pero es una sensación que me gusta. Le palpita la polla. Aumenta la succión.
Estamos así un buen rato hasta que le aviso de que me corro. Chupa más deprisa. Cada vez hay más gente que le gusta recibir la lefa en la boca. Yo todavía no me he acostumbrado. Procuro que no lo hagan conmigo y, por eso, aviso siempre. El que me está chupando es de los que les gustan tragar la leche. No deja de chupar cada vez más intensamente. Me aprieta los huevos. Estallo en su boca y siento los últimos chupetones mientras mi lefa se derrama en su lengua. A la vez, noto mi mano empapada de su leche. Gime mientras aprieta su polla entre mis dedos. Le embadurno bien. Respira profundamente. Me dice: "Gracias". Le respondo: "A ti".
Se levanta mientras se abrocha la bragueta. Busco un kleenex y me limpio. Con él en la mano me dirijo al baño. Me cuesta llegar al lavabo. Hay varias personas enrolladas. Se están pajeando y mamando, sin importarles quien entra y sale. De los váteres salen gemidos y ruidos de succión. Se folla por todos lados. Una gloria, coño.
Subo a la primera planta. Me sorprenden las butacas, aparentemente cómodas. Paso la mano por el asiento, ante el temor de que alguien haya dejado allí su corrida o un preservativo. No hay mucha gente, pero sí hay bastante movida. Cuando me acostumbro a lo oscuro, mis ojos contemplan al fondo un grupo de gente. Me fijo bien y veo a un muchacho completamente desnudo que está siendo follado por una persona algo más mayor, con los pantalones por los tobillos. Se escuchan sus jadeos por encima del sonido de la película.
El muchacho follado se está besando con otro mientras otro más le pajea. Se me pone dura. A mi alrededor veo gente que se la mama a otros en las butacas. Me saco la polla y empiezo a masturbarme lentamente. Se acerca a mi asiento un hombre maduro, de mi edad, más o menos. Se queda de pie un instante y, por fin, se sienta en la butaca de al lado.
Casi sin preámbulos dirige su mano hacia mi polla. Le miro. Ahora le veo bien. Es un hombre mayor. No me importa. Su acercamiento es educado y tranquilo. Huele bien, a colonia fresca. Si tuviera alguna duda, eso me decide. Aparto mi mano y le dejo que me acaricia la polla. Lo hace bien. Me sube y baja el prepucio con suavidad. Se saca su pene. Está morcillón. No tiene que decirme nada. Se lo cojo. Está caliente y suave. Me sigue gustando cada vez más esa sensación de la polla suave, sentir como se endurece, la carne que pasa casi a hueso. Su calor. le pajeo.
En un momento determinado él se inclina sobre mí y busca mi pene con sus labios. Me chupa, me llena de saliva. Lame muy bien. Me busca con los dedos los huevos y los acaricia, sin dejar de chuparme. Me encanta. Con dificultades por su postura, intento seguir masturbándole. Sé, por experiencia, que se chupa mejor, y con más ganas, cuando tú también recibes placer. No se le ha puesto dura del todo. Pero es una sensación que me gusta. Le palpita la polla. Aumenta la succión.
Estamos así un buen rato hasta que le aviso de que me corro. Chupa más deprisa. Cada vez hay más gente que le gusta recibir la lefa en la boca. Yo todavía no me he acostumbrado. Procuro que no lo hagan conmigo y, por eso, aviso siempre. El que me está chupando es de los que les gustan tragar la leche. No deja de chupar cada vez más intensamente. Me aprieta los huevos. Estallo en su boca y siento los últimos chupetones mientras mi lefa se derrama en su lengua. A la vez, noto mi mano empapada de su leche. Gime mientras aprieta su polla entre mis dedos. Le embadurno bien. Respira profundamente. Me dice: "Gracias". Le respondo: "A ti".
Se levanta mientras se abrocha la bragueta. Busco un kleenex y me limpio. Con él en la mano me dirijo al baño. Me cuesta llegar al lavabo. Hay varias personas enrolladas. Se están pajeando y mamando, sin importarles quien entra y sale. De los váteres salen gemidos y ruidos de succión. Se folla por todos lados. Una gloria, coño.
viernes, 20 de abril de 2012
Noche sosa, pero de todo se saca provecho
Doy una vuelta por el Copper. Son las 22.00 horas aproximadamente. Poca gente. Muy poca. Me pido una cerveza. Hay un madurito con un chaval más joven. El chaval le come el rabo con ganas. Vamos, con premeditación y alevosía, podría decirse. Se nota que la sabe chupar bien y que le gusta.
Se lo montan al lado mismo de la barra. El Chaval se apoya en el mostrador y el otro lo encula despacio, dándole palmadas en los cachetes. Suspira el muchacho. Pero dura poco. Sigue chupándole la polla. Se van hacia la habitación de entrada. Me asomo. Y sigue mamándosela. Empieza a ser aburrido. Pero allí mismo hay dos chavañles de los que se ocupan del bar. Están metiéndose mano a saco. Al rato, se ponen a follar. Cuando mejor están suena el timbre y el que está siendo follado se levanta de golpe y se dirige hacia la puerta, dejando al otro con la polla tiesa. Sonrío. Y me meto dentro.
Va llegando gente. Uno de ellos es un maduro, bastante maduro. Me da morbo. Lo veo entrar en el cuarto oscuro y le sigo. Está sentdo en la cama. Me acerco a él y me coge la polla y se la lleva a los labios. Me chupa bien durante unos minutos. Bien.
Al rato lo deja y me salgo hacia la barra. Veo que alguien se ha bebido mi botella de cerveza y me ha dejado la suya vacía. No le doy importancia. Siempre hay caras por todos lados. Qué vamos a hacerle.
Se forman pequeños grupos junto a la barra. Bueno, más que pequeños grupos, realmente lo que hay son parejas que no parecen tener demasiado interés en admitir a otros. Me jode, pero lo respeto. Creo que cada uno es dueño y señor de sus actos. Así que me limito a mirar. Tampoco está tan mal. Mirar es otro placer.
Al rato, el maduro se mete dentro del cuarto oscuro y antes me lanza una mirada. Entro detrás de él y ya me está esperando. Le acerco la polla y chupa con ganas. Me acaricia los huevos. Yo le aprieto los pezones y él mama más deprisa. estamos un buen rato. bajo la mano para acariciar su polla, pero noto que apenas está empalmado. Se la acaricio y me dejo hacer.
Estamos así un largo rato. Hasta que siento como mis huevos suben hacia arriba y que mi eyaculación está a punto. Se lo digo. Le advierto, pero chupa más fuerte mientras me aprieta el culo contra su cara. Sé lo que quiere. Quiere mi lefa en su boca. Me muevo follándole la boca. Cada vez más deprisa. Descargo en su boca. Su lengua me recorre el capullo buscando la leche. Chupa y chupa limpiándome de semen.
Le acaricio la cabeza. Hay maduritos, como yo, magníficos. Nunca he entendido la prevención que algunos sienten por ellos. La chupan, la chupamos, con ganas y solemos ser respetuosos y amables. No aguanto los pesados que se empeñan en participar cuando se les niega, pero normalmente solemos entender perfectamente si nos rechazan y nos alegra que nos dejen participar. Como cualquiera, independientemente de su edad.
Me lavo las manos. Y salgo al bar. Siguen las mismas parejas chupándose y el chaval sigue chupando la polla del hombre más mayor. No ha sido un gran noche, pero, al menos, me han dado una buena mamada. Yo no he podido dar ninguna, pero otra vez, será
Se lo montan al lado mismo de la barra. El Chaval se apoya en el mostrador y el otro lo encula despacio, dándole palmadas en los cachetes. Suspira el muchacho. Pero dura poco. Sigue chupándole la polla. Se van hacia la habitación de entrada. Me asomo. Y sigue mamándosela. Empieza a ser aburrido. Pero allí mismo hay dos chavañles de los que se ocupan del bar. Están metiéndose mano a saco. Al rato, se ponen a follar. Cuando mejor están suena el timbre y el que está siendo follado se levanta de golpe y se dirige hacia la puerta, dejando al otro con la polla tiesa. Sonrío. Y me meto dentro.
Va llegando gente. Uno de ellos es un maduro, bastante maduro. Me da morbo. Lo veo entrar en el cuarto oscuro y le sigo. Está sentdo en la cama. Me acerco a él y me coge la polla y se la lleva a los labios. Me chupa bien durante unos minutos. Bien.
Al rato lo deja y me salgo hacia la barra. Veo que alguien se ha bebido mi botella de cerveza y me ha dejado la suya vacía. No le doy importancia. Siempre hay caras por todos lados. Qué vamos a hacerle.
Se forman pequeños grupos junto a la barra. Bueno, más que pequeños grupos, realmente lo que hay son parejas que no parecen tener demasiado interés en admitir a otros. Me jode, pero lo respeto. Creo que cada uno es dueño y señor de sus actos. Así que me limito a mirar. Tampoco está tan mal. Mirar es otro placer.
Al rato, el maduro se mete dentro del cuarto oscuro y antes me lanza una mirada. Entro detrás de él y ya me está esperando. Le acerco la polla y chupa con ganas. Me acaricia los huevos. Yo le aprieto los pezones y él mama más deprisa. estamos un buen rato. bajo la mano para acariciar su polla, pero noto que apenas está empalmado. Se la acaricio y me dejo hacer.
Estamos así un largo rato. Hasta que siento como mis huevos suben hacia arriba y que mi eyaculación está a punto. Se lo digo. Le advierto, pero chupa más fuerte mientras me aprieta el culo contra su cara. Sé lo que quiere. Quiere mi lefa en su boca. Me muevo follándole la boca. Cada vez más deprisa. Descargo en su boca. Su lengua me recorre el capullo buscando la leche. Chupa y chupa limpiándome de semen.
Le acaricio la cabeza. Hay maduritos, como yo, magníficos. Nunca he entendido la prevención que algunos sienten por ellos. La chupan, la chupamos, con ganas y solemos ser respetuosos y amables. No aguanto los pesados que se empeñan en participar cuando se les niega, pero normalmente solemos entender perfectamente si nos rechazan y nos alegra que nos dejen participar. Como cualquiera, independientemente de su edad.
Me lavo las manos. Y salgo al bar. Siguen las mismas parejas chupándose y el chaval sigue chupando la polla del hombre más mayor. No ha sido un gran noche, pero, al menos, me han dado una buena mamada. Yo no he podido dar ninguna, pero otra vez, será
jueves, 23 de febrero de 2012
Bangala y sauna
He estado en el Bangala. Un aburrimiento. Me tomo un par de gin tonics. Hay algunos hombres que no están mal, pero poco movimiento. Me doy una vuelta por el interior. Alguno se pajea en la sala de video. Y poco más. Algunas parejas entran en las cabinas. Y cierran.
Hay una pareja formada por un oso un poco más joven que yo con un chaval como de treinta años, delgado y tímido. Se besan ferozmente. Me meto hacia el cuarto oscuro. Y nada. Pero entran los dos y se comienzan a comer los morros. Luego el chaval más joven se baja y le da una comida de polla fantástica. Al rato, le da la vuelta y se la mete. Gime el joven. Me acerco y me la chupa un momento mientras está siendo follado. dura poco.
Me aburro y me voy. Me acerco a la sauna que está muy cerca. Hay mucho movimiento. La sauna, nueva, está muy bien en servicios. Voy al jacuzzi y me meto dentro. Disfruto unos minutos. Salgo y me seco y recorro las instalaciones. Mucha gente en la puerta de una cabina. Pero yo he venido a buscar morbo. No me interesa entrar a solas con nadie.
Subo unas escaleras y voy hacia lo que podría ser el cuarto oscuro. Una enorme cama ocupa buena parte del espacio. Hay un hombre sentado, recostado en la pared y otro, con el culo en pompa, le está haciendo una mamada. Se oyen sus quejidos. Al lado de la cama hay dos tío. Uno de ellos tiene una polla enorme. Se la acaricio. El otro que está a mi lado hace lo mismo y exclama: "Joder que polla, tío".
Y es verdad. casi no me cabe en la boca. Noto como se endurece. El que está chupándosela conmigo, se quita la toalla y le ofrece el culo. Creo que no va a entrar. Pero, sorprendentemente, le entra y le escucho dar un suspiro de satisfacción. "Aaaaah, qué polla", dice. Le folla sin parar. Al rato le da la vuelta, le levanta las piernas y se la mete de nuevo. El muchacho no deja de suspirar y gemir. Me da la sensación de que le va a reventar. Pero debe de tener un culo bien entrenado.
Me pongo a mil. Me acercó a la otra pareja. Sigue el mamador con el culo en pompa. Le acaricio el ojete y veo que lo tiene empapado. Le follo con los dedos. Se deja, pero casi al momento se da la vuelta y se sienta de golpe sobre la polla que está chupando. Comienza una cabalgada violenta. Tengo la polla dura como hace mucho que no la tenía. Tengo unas ganas atroces de eyacular. El muchacho me la coge y me la chupa mientras le están enculando. Estoy en la gloria. Pasan unos minutos. El placer es demasiado fuerte. Se la saco de la boca y suelto un chorro de lefa. El muchacho tira de la polla hacia sí, se la mete en la boca y chupa mi semen. Me tiemblan las piernas.
Hay una pareja formada por un oso un poco más joven que yo con un chaval como de treinta años, delgado y tímido. Se besan ferozmente. Me meto hacia el cuarto oscuro. Y nada. Pero entran los dos y se comienzan a comer los morros. Luego el chaval más joven se baja y le da una comida de polla fantástica. Al rato, le da la vuelta y se la mete. Gime el joven. Me acerco y me la chupa un momento mientras está siendo follado. dura poco.
Me aburro y me voy. Me acerco a la sauna que está muy cerca. Hay mucho movimiento. La sauna, nueva, está muy bien en servicios. Voy al jacuzzi y me meto dentro. Disfruto unos minutos. Salgo y me seco y recorro las instalaciones. Mucha gente en la puerta de una cabina. Pero yo he venido a buscar morbo. No me interesa entrar a solas con nadie.
Subo unas escaleras y voy hacia lo que podría ser el cuarto oscuro. Una enorme cama ocupa buena parte del espacio. Hay un hombre sentado, recostado en la pared y otro, con el culo en pompa, le está haciendo una mamada. Se oyen sus quejidos. Al lado de la cama hay dos tío. Uno de ellos tiene una polla enorme. Se la acaricio. El otro que está a mi lado hace lo mismo y exclama: "Joder que polla, tío".
Y es verdad. casi no me cabe en la boca. Noto como se endurece. El que está chupándosela conmigo, se quita la toalla y le ofrece el culo. Creo que no va a entrar. Pero, sorprendentemente, le entra y le escucho dar un suspiro de satisfacción. "Aaaaah, qué polla", dice. Le folla sin parar. Al rato le da la vuelta, le levanta las piernas y se la mete de nuevo. El muchacho no deja de suspirar y gemir. Me da la sensación de que le va a reventar. Pero debe de tener un culo bien entrenado.
Me pongo a mil. Me acercó a la otra pareja. Sigue el mamador con el culo en pompa. Le acaricio el ojete y veo que lo tiene empapado. Le follo con los dedos. Se deja, pero casi al momento se da la vuelta y se sienta de golpe sobre la polla que está chupando. Comienza una cabalgada violenta. Tengo la polla dura como hace mucho que no la tenía. Tengo unas ganas atroces de eyacular. El muchacho me la coge y me la chupa mientras le están enculando. Estoy en la gloria. Pasan unos minutos. El placer es demasiado fuerte. Se la saco de la boca y suelto un chorro de lefa. El muchacho tira de la polla hacia sí, se la mete en la boca y chupa mi semen. Me tiemblan las piernas.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Una vez más
Me doy una vuelta por la sauna. He ido sólo y paseo por los pasillos. Veo mucha gente. Debe de ser la hora, ya de madrugada, pero la verdad es que está casi llena, o, al menos, con gente suficiente.
Me muevo por la zona de cruising. Hay parejas metiéndose mano, besándose. Un grupo de tres tíos me invita a acercarme. lo hago. un muchacho joven me recibe con un beso. Besa llenándote la boca de saliva, pasándote la lengua por toda la boca, como si buscase comerte literalmente.
Siento su mano acercándose a mi polla. Me la acaricia. Un hombre mayor y fuerte le está chupando a grandes tragos. Escucho los chupetones. El otro se pone de espaldas y le ofrece el culo al que me está besando.
Le cojo la polla y le calzo un preservativo. Le dirijo hacia el culo del otro. Le ayudo. Entra la polla. Escucho un quejido y el que me ha besado inicia una follada rápida, cogiéndole de la caderas. Gruñen los dos mientras el que chupaba y yo miramos sin dejar de pajearnos.
De pronto, se acerca a mí, se arrodilla ante mi miembro, sin dejar de meneársela. Abre su boca y engulla la polla. Si era bueno besando, chupando es extraordinario. Siento su lengua recorrerme la piel. Me mata. sabe que lo hace bien y se regodea. Chupa y chupa, me llena de saliva que chorrea de sus labios. Está así largo tiempo mientras mira como follan los otros.
No puedo más. Noto como me sube la leche polla arriba. Intento retirarla y le advierto que me corro. Se la introduce más profundo. Me dice: "Dámela". Me dejo ir. Me tiemblan las piernas cuando me sale el chorro de lefa y noto la presión de su boca que se pega al miembro, que me recorre entero.
Luego, con la boca llena de semen me besa por la tripa. Y me mordisquea las tetas. Los otros siguen follando, ajenos a todo.
Me muevo por la zona de cruising. Hay parejas metiéndose mano, besándose. Un grupo de tres tíos me invita a acercarme. lo hago. un muchacho joven me recibe con un beso. Besa llenándote la boca de saliva, pasándote la lengua por toda la boca, como si buscase comerte literalmente.
Siento su mano acercándose a mi polla. Me la acaricia. Un hombre mayor y fuerte le está chupando a grandes tragos. Escucho los chupetones. El otro se pone de espaldas y le ofrece el culo al que me está besando.
Le cojo la polla y le calzo un preservativo. Le dirijo hacia el culo del otro. Le ayudo. Entra la polla. Escucho un quejido y el que me ha besado inicia una follada rápida, cogiéndole de la caderas. Gruñen los dos mientras el que chupaba y yo miramos sin dejar de pajearnos.
De pronto, se acerca a mí, se arrodilla ante mi miembro, sin dejar de meneársela. Abre su boca y engulla la polla. Si era bueno besando, chupando es extraordinario. Siento su lengua recorrerme la piel. Me mata. sabe que lo hace bien y se regodea. Chupa y chupa, me llena de saliva que chorrea de sus labios. Está así largo tiempo mientras mira como follan los otros.
No puedo más. Noto como me sube la leche polla arriba. Intento retirarla y le advierto que me corro. Se la introduce más profundo. Me dice: "Dámela". Me dejo ir. Me tiemblan las piernas cuando me sale el chorro de lefa y noto la presión de su boca que se pega al miembro, que me recorre entero.
Luego, con la boca llena de semen me besa por la tripa. Y me mordisquea las tetas. Los otros siguen follando, ajenos a todo.
martes, 22 de noviembre de 2011
Hoy
No sé qué hacer. Soy maduro, aunque aparento menos edad de la que tengo. He buscado profundizar en mi homosexualidad sin resultado alguno. Me gustaría probar otras formas y mis intentos no han dado resultado. Posiblemente, por mi timidez y mi falta de valor.
Me he limitado al sexo suave, sin acceder a lo que en el fondo deseo: la penetración. Ya he contado, creo, que últimamente mis dificultades para lograr una erección van en aumento. No me importa. Sigo teniendo placer. Pero me gustaría experimentar otras formas.
Cada día lo deseo más. Pero sé que esa primera vez ha de ser con alguien que me comprenda y me ayude. Y no sé si eso es posible. Mientras tanto, sigo esperando en la idea de que algún día pueda saber qué se siente, qué sensaciones se tienen.
¿Es la penetración tan satisfactoria? Confío en que algún día lo sabré. Entre tanto, espero.
Me he limitado al sexo suave, sin acceder a lo que en el fondo deseo: la penetración. Ya he contado, creo, que últimamente mis dificultades para lograr una erección van en aumento. No me importa. Sigo teniendo placer. Pero me gustaría experimentar otras formas.
Cada día lo deseo más. Pero sé que esa primera vez ha de ser con alguien que me comprenda y me ayude. Y no sé si eso es posible. Mientras tanto, sigo esperando en la idea de que algún día pueda saber qué se siente, qué sensaciones se tienen.
¿Es la penetración tan satisfactoria? Confío en que algún día lo sabré. Entre tanto, espero.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Una noche
Me voy a dar una vuelta por el templo de Debod, en Madrid. Me dicen que, por la noche hay asunto entre los matorrales. camino, subo y bajo terraplenes y no parece que haya mucho que ver.
Por fin, veo en torno a un asador algo de movimiento. Me aproximo y lo rodeo. Hay gente. pero no parece que haya mucho morbo. En la oscuridad distingo figuras que permanecen de pie. Miran y no hacen nada. Yo, tampoco. Me canso y me muevo un poco. Nada.
Me saco la polla y me la acaricio. Algunos hacen lo mismo por encima del pantalón, pero sigue sin haber acción. Sólo una pareja de muchachos se abrazan y se besan. Y poco más. He leido que hay mucho movimiento, pero yo no he encontrado nada.
Me marcho al Paw. Cinco personas. deambulo por la parte de abajo. Va entrando gente, pero no se anima casi nadie. Hay un muchacho regordete que se está masturbando. Me acerco a él, tiendo la mano y me la rechaza. Está bien. Siempre he creído que la libertad es precisamente la capacidad de poder decir no.
Una pareja se pone a follar debajo de la escalera. es una follada fantástica. Al rato el que se la está metiendo se marcha hacia el baño para quitarse el preservativo. Vuelve al rato y comienza una mamada al chico al que estaba follando. Se retira al rato. Y el mamado me mira y me hace una seña. Me acerco. Tiene una polla limpia y suave, no muy grande. Se la chupo un instante. Me está entrando sueño y pienso en irme.
Me viene a la cabeza el deseo de que me follen de una vez. Me subo al sling y me pongo dispuesto a lo que sea. Nadie hace caso. Debo de ser horrible, pienso. Pero, luego, no dejo que baje mi autoestima. Me comparo con los demás y estoy mejor que muchos. Delgado, el vello justo y cara agradable.
No, definitivamente, no soy feo.Y estoy bien.Será que no tengo suerte. Al final, moriré virgen. O casi.
Con buen humor, subo, pago y me digo: "Otra vez será, coño".
Por fin, veo en torno a un asador algo de movimiento. Me aproximo y lo rodeo. Hay gente. pero no parece que haya mucho morbo. En la oscuridad distingo figuras que permanecen de pie. Miran y no hacen nada. Yo, tampoco. Me canso y me muevo un poco. Nada.
Me saco la polla y me la acaricio. Algunos hacen lo mismo por encima del pantalón, pero sigue sin haber acción. Sólo una pareja de muchachos se abrazan y se besan. Y poco más. He leido que hay mucho movimiento, pero yo no he encontrado nada.
Me marcho al Paw. Cinco personas. deambulo por la parte de abajo. Va entrando gente, pero no se anima casi nadie. Hay un muchacho regordete que se está masturbando. Me acerco a él, tiendo la mano y me la rechaza. Está bien. Siempre he creído que la libertad es precisamente la capacidad de poder decir no.
Una pareja se pone a follar debajo de la escalera. es una follada fantástica. Al rato el que se la está metiendo se marcha hacia el baño para quitarse el preservativo. Vuelve al rato y comienza una mamada al chico al que estaba follando. Se retira al rato. Y el mamado me mira y me hace una seña. Me acerco. Tiene una polla limpia y suave, no muy grande. Se la chupo un instante. Me está entrando sueño y pienso en irme.
Me viene a la cabeza el deseo de que me follen de una vez. Me subo al sling y me pongo dispuesto a lo que sea. Nadie hace caso. Debo de ser horrible, pienso. Pero, luego, no dejo que baje mi autoestima. Me comparo con los demás y estoy mejor que muchos. Delgado, el vello justo y cara agradable.
No, definitivamente, no soy feo.Y estoy bien.Será que no tengo suerte. Al final, moriré virgen. O casi.
Con buen humor, subo, pago y me digo: "Otra vez será, coño".
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