miércoles, 9 de marzo de 2011

En el sexshop

Se accede al sexshop por una primera sala, donde están a la venta artilugios y peliculas porno. Un muchacho está detrás del mostrador. Enfrente una media puerta lleva a una zona más privada. Pago al joven que oprime un botón y se abre la portilla. Entro. Las cabinas, algunas sin puertas, están en un pasillo a derecha e izquierda.
Veo a algunos que miran la película y se pajean, sacándose la polla por la bragueta. Hay agujeros redondos a la altura de la cabeza de quienes están sentados. Veo a un par de hombres que parmanecen de pie, apoyados en el marco de las puertas. Sigo avanzando y entro en otra sala más grande. Una gran pantalla emite una pelicula porno.
En el centro de la habitación hay una especie de cama enorme, vacía. Las paredes que rodean la sala tienen unos bancos en los que hay cuatro o cinco personas. Algunas se pajean. Una chupa la polla de alguien que está de pie, con los pantalones por los tobillos.
Busco donde sentarme y contemplo la mamada atentamente. El hombre sentado a mi lado se traga la polla hasta el fondo mientras se menea el pene. Le gusta. O eso parece porque da largos chupetones y se le escucha gemir suavemente.
En un momento dado se saca la polla de la boca y me la pasa, como si me ofreciera una golosina. La pajeo y la acaricio lentamente. Está húmeda y dura. El hombre que está de pie me acerca la polla a la boca e intenta introducirmela. La miro un instante. Es una polla no muy grande pero bien formada, limpia y tersa.
Inicio una succión suave. Me encanta sentir la dureza en la lengua. Notar como se resbala por mi boca. Notar esa especie de hormigueo en mi propia polla. La chupo y lamo despacio, sin prisas. El hombre debe de estar a punto porque quiere moverse cada vez más rápido.
Saco su polla de mi boca y se la entrego al otro hombre que, viendo que está a punto de correrse, acelera sus mamada. Se la mete hasta el fondo de la garganta. Veo cómo su nariz se estrella contra el pelo del pubis. Sus ruidos guturales son cada vez más expresivos. Como si se le fuera a escapar, echa su mano hacia el culo del muchacho y le aprieta contra él.
El hombre que está de pie echa la cabeza hacia atrás y da un fuerte impilso hacia adelante con la polla. Veo como el que está mamando intensifica sus chupetones. Se queda quieto de pronto y casi puedo ver como se derrama la lefa en su boca. Chupa suavemente. Se la saca hasta la punta y se la vuelve a meter hasta dentro. Lo veo paladear el semen.
El otro se retira. Se sube los pantalones. Le da un cachete cariñoso en la cabeza y sale de la habitación. El muchacho sentado se deja caer en el respaldo respirando agitadamente.
Estoy muy caliente. Tengo la pija a punto de reventar. Me la masajeo por encima del pantalón.
Salgo de la sala hacia las cabinas. En una de ellas hay una pareja morreándose y pajeándose. Avanzo por el pasillo. Encuentro una cabina vacía y me siento. Voy pasando los canales. Me saco la polla y me la acaricio durante un rato. De reojo creo ver cómo alguien se asoma por el agujero redondo que hay en la pared que separa las cabinas.
Al momento asoma una polla semierecta que se mueve arriba y abajo. La cojo con la otra mano y la masturbo unos momentos. Se va endureciendo. Es una polla grande y gorda que sigue creciendo a medida que la manipulo. Estoy deseando sentirla en mi boca. Acerco mi cabeza y me acaricio los labios con su glande. La chupo. Paso mi lengua a lo largo del tronco. Tiene unas venas muy marcadas que nota en mis labios.
Se la chupo, la mamo. Me gusta. Me gusta mucho. A la vez me pajeo deseando correrme. Tengo necesidad de soltar toda mi leche. Dejo de chuparsela. Me pongo de pie y empujo mi polla a través del agujero, haciendo retroceder la otra polla. El parece comprenderlo y noto casi al instante cómo su boca rodea mi polla. Me la chupa sabiamente. Yo empiezo a gemir. El acelera la mamada. Me llena de saliva. La traga hasta dentro. 
La saco de golpe de su boca. Y empiezo a masturbarme con ganas. He cogido un kleenex que me pongo en la punta de la polla. Me agacho y veo por el agujero que el de la cabina del al lado está haciendo lo mismo. Me quedo mirandolo y veo cómo salta un chorro enorme de su polla. Es un semen blanco y espeso que sale en sacudidas de su miembro que ahora apunta al cielo de la cabina.
No deja de salir a borbotones la leche. Lamento en ese momento no ser un tragador de lefa. Y, ahora, siento que me viene a mí el chorro calido.El placer estalla y lleno el pañuelo de papel con la corrida.
La polla de el de al lado vuelve a aparecer por el agujero de la pared. Chorrea una gota de leche de la punta. Rozo la punta de mi polla con la suya a mode de despedida. Abandono el local antes de que el otro pueda salir de su cabina.

1 comentario:

  1. Qué miedo me daría contagiarme... De lo que sea...

    Una historia muy calidae, me la has puesto bien dura.

    Un abrazo

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