jueves, 17 de febrero de 2011

Mamada

Hace tiempo escribí este poema para Dias de Vicio



De rodillas. Así, como quien bebe

del sagrado misterio,

de la copa sagrada, te rodeo.

Mis labios y tu carne en comunión perfecta.

Y siento la dureza como el alma

del deseo. Sube y baja

la bendita columna. Y es la vida

lo que mueve el espasmo, lo que salva

el acto de otros actos semejantes.



Tú me mueves. Es tu sexo

lo que ahonda y rebusca por mi boca

el paraiso cierto,

ese licor igual que un mar de estrellas,

el agua primigenia del que sale

la vida y que me llena y que me salva.



Temblor de estrella, relámpago furioso

que en un instante apenas

se vierte en otro cuerpo, se hace lluvia

caliente. En ella vivo.

Y en ti que ahora te rindes en mi boca.

1 comentario:

  1. me ha emocionado tu poema. Me gusta tu forma amable y amistosa de entender el sexo sin dejar de ser morbosa e intensa. Tus matices me enamoran, hay mucha vida, dolor y amor en tus palabras. Muchas gracias.

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