Hace tiempo escribí este poema para Dias de Vicio
De rodillas. Así, como quien bebe
del sagrado misterio,
de la copa sagrada, te rodeo.
Mis labios y tu carne en comunión perfecta.
Y siento la dureza como el alma
del deseo. Sube y baja
la bendita columna. Y es la vida
lo que mueve el espasmo, lo que salva
el acto de otros actos semejantes.
Tú me mueves. Es tu sexo
lo que ahonda y rebusca por mi boca
el paraiso cierto,
ese licor igual que un mar de estrellas,
el agua primigenia del que sale
la vida y que me llena y que me salva.
Temblor de estrella, relámpago furioso
que en un instante apenas
se vierte en otro cuerpo, se hace lluvia
caliente. En ella vivo.
Y en ti que ahora te rindes en mi boca.
me ha emocionado tu poema. Me gusta tu forma amable y amistosa de entender el sexo sin dejar de ser morbosa e intensa. Tus matices me enamoran, hay mucha vida, dolor y amor en tus palabras. Muchas gracias.
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